Creo que fui de las primeras promociones de este país que empezaron a estudiar inglés desde primaria. Si no me equivoco, en mi colegio empezamos en 4º de EGB (Sí, soy generación EGB…aunque de las últimas, jejeje). Debía ser por ahí de 1989. Recuerdo que nos enseñaban vocabulario, la gramática, hacíamos listenings, readings,… Pero no soy consciente de haber realizado clases enfocadas al speaking. Algo hablábamos, respondíamos en inglés,… Pero poca cosa más. Tuve suerte que mis padres me apuntaron a una academia a esa misma edad porque en BUP y COU la tendencia era la misma.
Cuando pasé de alumna a profesora (estamos hablando ya de principios de los 2000), me dí cuenta que la cosa no había cambiado mucho ni en primaria ni en la ESO. O lo que es peor: a los alumnos se les pedía hacer tareas en las que tenían que hablar pero en ninguna escuela en las que trabajé como profe de inglés extraescolar se les enseñaba a hablar.
Este fue un tema muy frecuente (y una queja recurrente) cuando hacía clases de refuerzo de inglés para alumnos de la ESO. Los que podían ir a una academia privada tenían la oportunidad de hacer sus clases de conversación y practicar y mejorar sus habilidades de expresión oral, pero los que no estaban en desventaja.
Y el problema persiste y es algo que no entiendo porque luego, en las universidades, puede que exijan al alumno tener un cierto nivel de inglés.
Como profesora de idiomas que soy, las clases de conversación son fundamentales. Ya sean en inglés, catalán o español. La teoría está muy bien y hay que aprender gramática, vocabulario,… Pero también hay que aprender a hablar. Y yo disfruto mucho en las clases de conversación.
Para mí, empezar estas sesiones no es difícil. Basta con preguntar al alumno como le ha ido el día y así empezamos, como si estuviéramos tomando un café, tan a gustito. Hay quien es muy escueto, hay quien se alarga más, pero siempre encuentro un punto del que agarrarme y empezar a explicar experiencias personales o guiar la conversación hacia lo que yo quiero trabajar.
Normalmente llevo un guion preparado y sé muy bien lo que quiero trabajar (tiempos verbales, dar consejos, expresar probabilidades,…) y con qué material hacerlo (lecturas previas, visionado de vídeos). Preparo actividades en función de si es una sesión en grupo o individual. Y, de repente, surge la magia y el alumno empieza a desviarse del tema e improvisamos un diálogo que puede que rompa los esquemas de todo lo que había preparado. Pero creo que esa es la gracia de estas sesiones y lo que demuestra que el alumno aprende y cada vez es más autónomo con el idioma. Así que solo me queda decir: Please, more speaking lessons!/Por favor, ¡más clases de conversación!
