Hoy voy a compartiros algo que ya me ha sucedido esta semana un par de veces: estudiantes que contactan conmigo para preguntarme si puedo realizar un examen, en forma presencial, haciéndome pasar por ellos. En pocas palabras, que yo haga el examen en su lugar.
Cuando me lo preguntaron la primera vez, tuve que leer el mensaje un par de veces porque creía que lo estaba entendiendo mal. Pero se ve que no porque al día siguiente me llegó otro correo parecido…
Intentar que te suplanten en un examen no es algo nuevo, pero me sorprendió que se dirigieran a mi, que me dedico a la enseñanza. Además, desde mi desconocimiento del «mercado negro» actual, ¿cómo se suplanta la identidad de alguien? Porque en todos los exámenes debes presentarte con tu documento de identidad… ¿Falsifican los documentos?
Óbviamente no he atendido sus demandas, pero ese par de correos me ha hecho reflexionar sobre la poca importancia que se le da al esfuerzo propio: la gente prefiere arriesgarse (o buscar soluciones más o menos fáciles) antes que ponerse a estudiar con tiempo y esforzarse para superar las pruebas. Una lástima.