Siguiendo la serie de viajar por el mundo para ver qué sistema educativo hay en cada país, hoy hacemos parada en Japón. Ahí van los que considero son los 10 puntos clave de su sistema educativo:
- Es el Ministerio de Educación el encargado de elaborar el currículo de cada materia. Este currículo debe ser seguido por todos los centros educativos del país y se revisa cada 10 años.
- El 99% de las escuelas de primaria son públicas y el gobierno distribuye los libros que, además, son gratuitos.
- Los estudiantes no solo aprenden lengua, matemáticas, física, historia, etc., sino que también tienen clase de economía doméstica, artes tradicionales japonesas, educación en valores o cocina.
- Se considera que el aprendizaje no es cuestión de inteligencia, sino de esfuerzo. Todos los alumnos pueden llegar a los objetivos con constancia y dedicación. Este es un valor que se les inculca desde pequeños.
- Se intenta evitar la memorización como método de aprendizaje y se centra la atención en que el alumno sea capaz de analizar una situación y razonar una posible solución.
- Los alumnos asisten a la escuela para estudiar pero también se encargan de la limpieza del centro o de servir las comidas. Además, organizan multitud de actividades extraescolares.
- Las horas diarias de escuela no son muy diferentes a las de otros países pero los estudiantes completan la jornada con clases de refuerzo, extraescolares organizadas por los mismos centros y horas de estudio en casa.
- Las vacaciones son más cortas que en otros países. Por ejemplo, las vacaciones de verano empiezan a mitad de julio y se alargan hasta finales de agosto.
- Los profesores son muy respetados y tienen una formación muy completa y exigente. Hay mucha demanda y solo obtienen plaza aquellos que han sacado mejores notas en su preparación. Además, los profesores tienen que renovar su certificado cada 10 años.
- Es muy importante que los padres se impliquen en la educación de sus hijos. Los profesores y los padres se coordinan continuamente y es deber de estos últimos ayudar a sus hijos a estudiar o proporcionarles clases de refuerzo. La implicación es tan fuerte que, cuando un niño fracasa en la escuela, se considera que su entorno familiar también ha fracasado.
