El uso del lenguaje y el coeficiente de inteligencia

Hace unos días me topé en las redes con un artículo muy interesante que relacionaba el coeficiente intelectual (CI) y el uso del lenguaje.

El artículo no hacía referencia a esta relación a partir del estudio de un individuo, sino que lo extrapolaba a toda la población, y partía del resultado obtenido por diferentes estudios: el coeficiente de inteligencia medio de la población mundial fue aumentando hasta los años 90 del siglo pasado. A partir de ahí, el CI empezó a disminuir (lo que se conoce como el Efecto Flynn negativo).

Hay mucho debate sobre el porqué de este curioso efecto. Algunos estudios sugieren que, en los países desarrollados, una de las causas podría ser el empobrecimiento del lenguaje. El hecho de dejar de usar ciertas palabras afecta al sentido o a la sutileza que determinados vocablos pueden tener en ciertos contextos. También la gramática se ve afectada y, por lo visto, estamos dejando de usar formas verbales del subjuntivo, algunas formas compuestas, incluso algunos tiempos verbales en pasado. Esto hace difícil articular un mensaje que exprese el deseo por algo o, en español, obviar los matices que ofrecen el pretérito perfecto simple, el pretérito imperfecto o el pretérito anterior, por poner algún ejemplo. Un tercer punto que también demuestra esa decadencia a la que se va sometiendo el lenguaje: la ortografía. Y ya no es solo cuestión de errores de acentuación (para muchos, las tildes no existen). Cada vez tenemos más dificultad a la hora de puntuar un texto e incluso a la hora de usar las mayúsculas y minúsculas.

Como profesora de lengua desde hace muchos años puedo dar fe de este empobrecimiento del lenguaje. Me he dado cuenta que cada promoción tiene más dificultades a la hora de expresarse que la anterior: les cuesta plasmar (ya sea por escrito o de manera oral) lo que quieren decir, lo que sienten, lo que ven. Cometen errores ortográficos (todos nos equivocamos) pero cada vez son más graves. Tienen problemas con la puntuación y con la construcción de las oraciones (y repito: no es solo al escribir, sino también al hablar). Incluso me he topado con alumnos de la ESO que no saben cuáles son las vocales…

Dejando de lado mis experiencias, el artículo acababa dando un toque de atención a la sociedad: cada vez nos cuesta más articular el pensamiento crítico y el no poder (o no saber) expresarnos ni siquiera emocionalmente, nos está convirtiendo en seres cada vez más violentos. Actuamos con violencia porque no somos capaces de resolver las dificultades con el uso de la razón, con el uso del pensamiento.

Y de ahí saqué una conclusión:

las materias como lengua y filosofía, esas que muchas veces se menosprecian, son importantísimas para construir una sociedad mejor.

Si no enseñamos a nuestros alumnos a pensar por ellos mismos, a saber expresarse, estamos perdidos.

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